top of page

Create Your First Project

Start adding your projects to your portfolio. Click on "Manage Projects" to get started

Contradicción

Tipo de proyecto

Escritura

Fecha

19/12/2023

Cuando me enteré de que estabas ahí, acompañándome en todo momento, una corriente de emociones enmarañadas y contrapuestas se abalanzó sobre mí. La alegría y el miedo se mezclaban y diluían como el café que había desayunado y que ahora se revolvía en mi estómago. Todo esto bañado con una sensación de irrealidad, pues solo dos rayas en aquel pequeño artilugio y la ausencia de manchas rojas en mi ropa interior hacían patente tu existencia. Dos minúsculos detalles que acababan de cambiar mi vida.
Desde ese momento fuiste reclamando tu sitio en esta existencia y en mi cuerpo. Te hiciste notar con cada náusea, con cada patada. Empujaste todos los órganos de mi interior según ibas creciendo. En aquel momento éramos un mismo ser porque mi respiración era la tuya y mi alimento era el tuyo. Todas mis células están encaminadas en construir cada uno de tus pequeños deditos, en tus ojos, que espero se parezcan a los de papá, y en tu corazón. Me siento una diosa porque de donde antes no había nada, ahora he creado vida.
Los meses pasan y ha llegado el momento de que dejes de ver el mundo por medio de mí y que comiences a hacerlo por ti misma. Violentamente te abriste camino a través de mi para salir al exterior y gritarle al mundo que ya estabas aquí. Creo que fue en ese instante donde se produjo nuestra primera separación. Ya no estarías siempre conmigo, ya no eras parte de mí. Ahora eras algo distinto, un otro ajeno.
Hacía tiempo había visto un documental que enseñaba como las madres pulpo, una vez puestos sus huevos, morían de hambre porque no podían cazar, ya que eso supondría dejar desprotegida su descendencia. Me había parecido algo cruel y me alegré de no ser una hembra pulpo. Ahora no puedo evitar acordarme de ella y empatizar porque siento que yo también soy un pulpo. Me miro al espejo y no reconozco mi reflejo ni mi cuerpo. Tanto mi aspecto como si ser, están deformados. He perdido mi identidad para convertirme en única y exclusivamente en madre, indistinta de cualquier otra en mi situación. Añoro no andar siempre alerta y preocupada por cómo estarás, si necesitaras algo o si lo estaré haciéndolo bien. Tengo que recuperar, aunque sea un mínimo destello de lo que era la existencia antes de tu llegada, pero al mismo tiempo mi naturaleza solo es capaz de ser para ti.
Todo esto se alivia con cada sonrisa que produce tu pequeña boquita. Cuando duermes y me quedo embobada durante horas viéndote simplemente respirar. Tu calor y olor es un analgésico para todos mis males. Ahora entiendo el sacrificio de mi amiga pulpo. El amor tan grande que despiertas en mí me hace querer soportar lo insoportable. Ser una diosa creadora de vida también conlleva en cierta manera esclavizarte ante el cuidado que necesita esa existencia que has creado.
Mis momentos favoritos con cuando te acerco a mi pecho y te alimentas. Durante ese tiempo resucitamos esa conexión de la época en que todavía estabas en mi útero. De repente, aunque sea por unos minutos volvemos a ser una, volvemos a ser solo tú y yo. Pero hasta esto llega un día que se termina. Una mañana a partir de la cual mi cuerpo nunca volverá a producir nada para ti, pero que se habrá quedado marcado para siempre. Ahora solo necesitarás mi trabajo y mi guía, aunque no mi cuerpo. La separación corporal se ha completado.
Si tuviera que definir la maternidad, en una palabra, esa sería “contradicción”. Mi relación contigo es una balanza entre el orgullo y un constante adiós, entre un cansancio eterno, que anhela que avances en tus etapas de aprendizaje para poder descansar, y la tristeza de perderte. Mi espalda se dobla para enseñarte a caminar, te recoge, te agarra de la mano, hasta que me acostumbre más a ver mi alrededor desde tu altura que la mía. Sin embargo, llega un día en el que corres tan rápido y segura que no puedo alcanzarte. Que te vas dejando mis manos con las que te sujetaba, vacías. Deseosa de irme a mi cama, me siento a tu lado y te leo un cuento antes de dormir, porque sé que mañana, o pasado, ya no me pedirás con tus labios carnosos “Mamá, quédate un poco más”. Eres uno de los mayores orgullos de mi vida, y cada cosa que consigues me invade de felicidad, pero al mismo tiempo eso implica que te me escurres entre los dedos alejándote de mí inexorablemente.
La adolescencia llega sin previo aviso y mientras tu mundo se expande también lo hacen mis miedos. Veo peligros en cada esquina de los que no siempre te voy a poder proteger. Tu vida crece más allá de los marcos de nuestra casa y de nuestra familia. Ya no soy tan importante, ya no siempre recurrirás a mí. Te empezaras a moldear a ti misma y poco dejaré de reconocer a ese ser que era uno conmigo. Si tu alrededor se llena, el mío se vacía porque todo giraba en torno a ti. Ahora, ¿qué hago con mis manos?, ¿con mi tiempo?, ¿con mi energía?, ¿quién era antes de que llegarás? Yo también tengo que volver a moldearme a mí misma.
Hemos llegado al día en que el círculo se ha cerrado. Eres una mujer adulta como yo lo era cuando aquellas dos rayas me anunciaron tu venida. Comienzas un viaje por el que no te puedo seguir. Yo me quedo atrás pensando que hacer con los cachos de existencia que ha dejado tu partida. Supongo que el hecho de que no me necesites significa que te preparé bien para la vida, aunque al mismo tiempo duela. Me consuelo pensando que una parte de mí siempre permanecerá contigo y que volverás a contarme tus grandes aventuras. Mientras, yo no me alejaré mucho de donde me dejaste para que puedas regresar a mí si me necesitas.

bottom of page